Por: Paula Guerrero
El señor lenguaje tiene un cuerpo muy explícito, no tiene cabeza pero claramente tiene un inicio. Sus ojos se encargan de observar a la perfección una gran escritura de cada término y sus manos por su parte los redactan sin error alguno, por su boca sale cada palabra y cada expresión, haciendo de cada una, una prefecta reproducción. Sus brazos y piernas abrazan o patean nuevos conceptos y sus dedos se encargan de seleccionar correctamente que tilde va con que palabra, que expresión va con que sentimiento y que punto remplaza a que coma.
Así es, ese es el lenguaje, pero
¿Qué pasa con el lenguaje juvenil? quizás los jóvenes somos los dueños del hoy
y probablemente los dueños del mañana, pero parce ¿Quién le pone cuidado a eso?,
si mientras transcurre el día ¨parcho¨ con mis amigos, los fines de semana tengo ¨Un plan tranqui¨ y
Respecto a la universidad, ¡Que gonorrea! No me deja respirar. En cuanto al
amor no tengo ninguno, ni ¨pelos¨ ni ¨entuques¨, ni ¨cuentos¨, ni ¨culitos¨ Así
es, me gusta la soledad, ¿¨tragarme¨ de
otra persona? No, eso no es lo mío.
Los ¨finchos¨ voy a la casa de mi
abuelo y me encanta que diga...
-¨Mijita¨ venga le cuento como era la vida en
el campo, por allá en las ¨trincheras¨
Y ¨nea¨ de verdad escuchar a mi abuelo me llena de vida, habla tan diferente, tan nostálgico, tan él. Hace más de un año mi abuela falleció y por cosas de la vida a mi abuelo le cuesta recordar con facilidad algunas cosas, así que, su pregunta más frecuente es...
- ¿Dónde está la patrona, se fue a viajar sin mí o se consiguió un ¨cacharrito¨
Luego de escuchar a Susana de 18 años y a Don Miguel de 78. No existen palabras para explicar la diferencia de lenguajes y de expresiones para cada término. Ahora bien, el lenguaje no planea detener su avance ni su cambio, por ello es indispensable lograr entender y querer aprender adecuadamente la amplia familia del lenguaje.